La vida de cada hombre es un camino hacia sí mismo, el intento de un camino, el esbozo de un sendero. (H. Hesse)
Bien dicen que el ser humano es constructor de su propio camino, escritor de su propia obra y artista de matices totalmente opuestos. Nadie tiene un mañana asegurado y vivimos a expensas de poder abrir los ojos cada día y no dormirnos en un sueño profundo (Aunque a veces parezca ser la mejor alternativa) Pero en esos trotes que la vida no pone (O impone), no existe una ruta correcta y en cambio, mil atajos que parecen conducirnos a la meta y así, mientras falseamos a toda velocidad (Si toma, no maneje) preguntas como ¿Cuál es el camino correcto? o ¿Hacía a donde apunto realmente? intentan detener nuestra fatídica lucha diaria.
Cuestiones que siendo quizás simples nunca logran a ciencia cierta ser develadas pues aunque visiblemente completos, la unidad no es precisamente nuestra mejor característica. Urdir la realidad en un solo hemisferio es una misión utópica así como pretender atrapar cada uno de los hilos sueltos que nos conforman. Saber de que lado esta uno o peor aún, confirmar nuestra existencia (O dependencia) como parte de algo o de un todo, resulta difícil... y esa es precisamente la lucha interna que Sinclair (¿O Demian?) afronta, ante realidades inicialmente infantiles.
Una mentira inocente guiada por la presión social es el punto de quiebre que entrega al protagonista en las manos de Franz Kromer. Este último hará de la amenaza y extorsión un martirio seguro y lo obligará a atravesar la línea que distingue lo bueno y lo malo, encontrando el refugio y ensimismamiento como única alternativa. Es a partir de entonces que todo lo conocido (los valores familiares, el fervor religioso) se desvanecen y lo internan en el mundo aparentemente oscuro.
Si yo pertenecía al mundo claro y recto, era el hijo de mis padres; pero a donde quiera que dirigiera la vista y el oído, siempre estaba allí lo otro, y también yo vivía en ese mundo aunque me resultara a menudo extraño y siniestro, aunque allí me asaltaran regularmente los remordimientos y el miedo. (Hesse 2006: 15)
Ambos mundos lo rodean, lo invitan a pasar a paradigmas opuesto pero es finalmente el mundo oscuro el que logra absorberlo y a pesar de los vagos esfuerzos por aferrarse al pasado, a lo bueno y conocido, Sinclair se percata que una vez pasada la línea no hay marcha atrás y por tanto, ya no encaja en esa realidad. Él ha pisado el inicio de lo que será, en adelante, el punto de partida en la búsqueda de si mismo. Consecuentemente, decide enterrar el pasado y lanzarse a un horizonte nuevo.
En adelante, la transformación interna que experimentará Sinclair a lo largo de las distintas etapas de su vida será nutrida sabiamente por sus guías (Especialmente por Demian) quien marcará un antes y después en su prematura existencia. Es la aparición inesperada en el instituto, el misterio inquietante de aquella mirada ensimismada, el perfil crítico y adulto en el actuar y ante todo, una deuda eterna por liberarlo de la asfixia de Kromer, los factores que despertarán en Sinclair las ansias por descubrir el enigma humano que Demian encarna.
Hay cosas y personas que te asustan. ¿Por qué? No es necesario tener miedo de nadie. Si se teme a alguien, es porque ese alguien tiene poder sobre uno. (Hesse 2006: 45)
En la figura de Demian, Sinclair encontrará a un mentor aún siendo consciente de que él constituye un lado desconocido.- "Demian no pertenecía a este mundo, no encajaba en él" (Hesse 2006: 51)- No obstante, la gratitud y luego la curiosidad, consolidarán un vínculo inquebrantable.
(Nota inesperada.- Explayarme en el estigma de Cain, sería escapar del enfoque que estoy planteando. Los elegidos)
Estando lejos de Demian y lejos también de lo hasta entonces conocido, Sinclair se hunde en el alcoholismo y soledad. En sus pensamientos, cree comprender que la búsqueda de sí mismo no pertenece a un colectivo sino una tarea que concierne al ser humano preparado. Salir del cascarón (Haciendo alusión al escudo) significa destruir el mundo interior y también exterior (considerando el contexto histórico de la obra) para de tal manera poder volar y llenarse de uno mismo.
Romper los lazos
Recluirse únicamente en las ansias propias
Cerrar las puertas del pasado y quemarlas en la memoria
(A veces me aburro de las cosas ligadas)
son requisitos que desde su punto de vista, debe el ser emprender para llegar a sí mismo y esto, como es de suponerse, implica desprenderse del colectivo, volar con alas propias y sacudir el polvo del ser corriente que aún camina incrédulo por la acera. La caótica lucha interna que sufre Demian (¿O Sinclair?), y sufrimos también nosotros, nos incita a profundizar el viaje tenebroso hacia nuestra verdadera naturaleza a la vez que nos fuerza a mantenernos al margen, a no sucumbirnos totalmente en una ida sin retorno.
Salir del mundo, claro u oscuro/ blanco o negro (¿No pueden ser tonalidades de grises acaso?) , es cortar lazos que comprometen el entierro de viejas memorias y la ruptura de nuestra esencia. No obstante alcanza un punto donde la soledad, aunque placentera, puede ser también hiriente (Como cualquier arma de doble filo) y es en ese momento donde el camino, el fin o el actuar se hunden en el vacío, en la incertidumbre de no ser parte de algo o alguien... lo cual nos incita a buscar un apoyo, una elección o cometido.
Esa necesidad, camaleonica y abstracta, nos demuestra que al fin y al cabo la búsqueda de uno mismo empieza por el hallazgo del resto, la conciencia del todo... Sinclair logra explorar en su pensamiento.
Unidades colectivas
(Los espacios son buenos)
Bien dice Hesse que todo lo que uno ama u odia intensamente es tan solo el reflejo de nuestras propias expectativas, en suma .... de nuestra esencia. Y aunque a veces resulte incómodo mirarnos al espejo, para encontrar una parte recóndita de nuestro laberinto, no podemos vivir siempre en la sombra (¿Sombra o luz? ¿O ambos?)
Ya sea en el caso de Sinclair y la búsqueda del amor y comprensión en la figura femenina y ásperamente masculina que encarna Frau Eva o en nuestro propio camino, lo cierto es que nuestra misión sólo será alcanza en la medida en que lleguemos a ser realmente hombres (Hombres marítimos, mitad pez o mitad cocodrilo con nuestras crías en la boca) pero eso implica ante todo, conocer el resto para ser uno mismo.
(Pequeño paréntesis: En su caso, el contexto histórico que los circunde los hace parte de un colectivo pasajero ¿Nación?)
El principio del fin... o el final de un comienzo
Nada está aún dicho y únicamente nos queda, por ahora, saltar la valla sin llegar precisamente a un todo, sino a miles de realidades disparejas y altitonantes, que aunque mal afinadas, entonan la melodía humana.
Sé que quizás nadie se tomará la molestia de leerlo, pero los dejo con esto...
Los hombres se unen porque tienen miedo los unos de los otros ¿Y por qué tienen miedo? Porque nunca se han reconocido a sí mismos. ¡Una sociedad de hombres que tienen miedo de lo desconocido que anida en ellos! Gracioso, se apilan acobardados pues saben que sus leyes de vida no funcionan y apedrean a todo aquel que crea nuevas.
Outside the wall...?