Un alud de silencio, hoy empaña la brisa.
Agoniza despacio, la espuma del viento;
Y en marras, yo tiento, las grietas de antaño
Un giro cortante, un parco temor.
El brío poder de sus labios de fuego,
Arrastran un alma hoy hecha pedazos,
Ni el póstumo aliento ya puede salvarlo
Ni el último esfuerzo, cubrir el embozo
Un vaho hedor enredado en su cuerpo,
Disipa la escarpia de un llegar imposible,
Ya se aleja su voz en el oreo distante,
Ya se pierde en el eco del mudo silencio.