Mira, yo que te quería tanto, sobre todo esos días de lluvias en que tus medias moradas resaltaban debajo del pantalón que nunca aprendiste a planchar. Yo que te quería, con ese pelo desorbitado que escalaba por las orejas y caía enmarañado hasta la boca de tu espalda. Y cada vez más descubro que eres una negación mía, una invención espeluznante, una pelusa debajo de la cama.
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