miércoles, 2 de septiembre de 2009

Y no sé, cosas que vienen a la mente

El aire que hasta el susurrar
Destroza el imperio del silencio absoluto
Voy en busca de la soledad,
Caminar de frente sin mirar atrás
Sin valerse de leyes o inflación mundial,
Coser alas de papel y alzar vuelo
Ser tú mismo sin prejuicios ajenos
Derretir los vestigios de un ser de hielo,
Y correr hasta perder la noción del tiempo,
No importa si te rindes en el camino,
Si te caes o eres derrotado,
Siempre hay otra muerte, otra resurrección
Otra oportunidad para salir mejor parado.

Al tocar otoño mi puerta

Al tocar otoño mi puerta

El ímpetu de tu piel ceniza,
Se mueve en desliz por pasajes del alma
Infunda el sonido del silencio baldío
E intenta tapar agujeros de otoño.

Y caen las hojas en marcha maestra,
Gimiendo vivir en ríos de ahogo;
Las coges, revives, dándole forma
Jugando ser Dios en corrientes nihilistas

Las aguas turbias abren su paso,
Arrastran intactos recuerdos de hiel,
Las nubes, los polvos – y quien sabe- mi fe,
Deleites exquisitos en tu agrio sabor

Colmenas densas a su paso se tornan,
Barrotes de cera sin llamas ardientes,
Tan solo residuos de corteza infame
Que gota a gota caen,
En semblantes carentes de brillo