jueves, 30 de diciembre de 2010

A la hora de la cena

Cuatro afilados dientes que emergen de su larga y estrecha boca metálica. Sus tácticas seductoras logran persuadirme involuntariamente y sin darme cuenta ya esta mi cuerpo junto al suyo, extendiendo mi mano para cogerlo de un tiro. Deliciosa tentación que palpita en mis labios y se derrite avergonzada. Un sí o no que marca la vida y yo frente al tenedor, tenebroso y tentador.

jueves, 18 de noviembre de 2010

Entonces no me pidas que no escriba,
La realidad que está inscrita en mis labios,
Tan solo soy un mensajero del diablo
Listo a condenar a los ciegos que no quieren ver

sábado, 9 de octubre de 2010

Hola, regalame tus temperas.

Si, quizás esa es la razón por la que prefiero la poesía, no soy muy buena con las palabras. Mi mente es un torbellino de ideas, una brisa que de vez en cuando empaña mi manos, nada explícito, es cierto. Siempre le doy muchas vueltas al asunto (Si que lo sabes bien) me cuesta ir al punto y me trabo cuando debo decir las cosas que realmente importan. Al final nunca digo lo que quiero, nunca muestro lo que debo, nunca simplemente nada.

Admito que soy muy cerrada, cada uno con lo suyo y yo con lo mío. Mentira, sabes que no es cierto, quizás es que me he acostumbrado a aislar mis sentimientos bajo una capa, bajo una gran mascara y deliciosa farsa. Una barrera que se interpone entre el mundo y yo y aún no sé si seré capaz de cruzarla, hay muchos como yo esperando atravesarla, rasgarla con las uñas y romperla con los dientes, pero tienen iniciativa, yo no.

Tiempos en los que simplemente uno no siente nada y llorar no ayuda. Tiempos en los que no tengo la certeza de mi lugar, pocisión y espacio (Vamos, deberíamos morder libros más seguido), me siento un punto en una realidad incierta, un pequeño punto buscando ser el inicio o el final de una historia. ¿Sabes? Sinceramente me cuesta escribir eso y encontrar coherencia en mis palabras, ando en busca de la llave aunque aún no sé a donde ni entrar, ojala esto me conduza a una puerta nueva o me cierre mil otras antes.

Dicen que el silencio vale más que mil palabras, ¿Pero acaso existe un silencio más denso y profundo que la muerte misma?. Vamos, Comala, dejame entrar, quiero ser otro paramo en tu pétreo pedro.

Adios, seguiré jugando a la búsqueda del tesoro.

He ahí otra razón por la que prefiero la poesía, nunca me gustó ser parte del juego.

lunes, 4 de octubre de 2010

Oda al ovillo mudo

El ovillo enredado en las olas de viento,
Sopla en su lecho y cae desnudo,
Rompe el silencio de la infamia suave
Y sigue rodando en la ronda del mudo

Rampaante recorre y deja su Corinto llanto,
Paso a paso, día a día, hilo en hielo
Y eco a canto, va sin perder el mismo encanto,
Abriendo distancias y estrechando muros

Ovillo escurridizo, juguemos a escondidas
Yo me pierdo en un respiro y tú en el tuyo pierdes el mío
Ven y deslizate en mis brazos despacio,
Sigue mi latido únisono y maestro,
Y esparce tu aliento rojizo en el vapor de la muerte

miércoles, 30 de junio de 2010

El reloj de pared ya no da la hora

Repiqueteo escándoloso de alas de hierro,
Gime bajo mi pecho el aullar de la última cortina,
Y allí, en la sala oscura, muerta y diáfana
Quieto e incesante, el reloj no se mueve.

Thumb-tic, dap-tac
Thumb-tic, dap-tac,

Un latido metálico entristecido,
Un resoplo oxidado, unúltimo aliento de vida

Y nadie se atreve a cambiarlo,
¿Quién conspira contra el tiempo arenoso?
Miedosos, ¡No desean alterar la partida!
Ni firmar antes su acta de vencimiento

¿Quién dará ahora la hora del día?
¿Quién fulminará los últimos segundos de suplicio?

Thumb-tic, dap-tac
Thum-tic, dap-tac

Lo escucho a lo lejos, su llama extinguida
Su lucha de cobre, tintineo de plata
¡Algo vibra! ¡Vibra aquí adentro!
Y perece conmigo, en mis largas o cortas
Palabras de cucu enjaulado

Les repito señores,
He sido testigo,
El reloj de pared ya no da la hora

domingo, 13 de junio de 2010

Senderos de vida

No son sino punteagudos senderos,
Los que hoy transito en tus sólidos ojos
Dudo perderme en las rutas de tu cuerpo,
Dudo inquietarme ante sónidos sordos

Yo ruedo en el tiempo corto e infalible,
Sostengo el equipaje con las manos vacías,
Bajo la luz intermitente, una señal de espera
Quizás llegues mañana, quizás partas hoy día

Y si en tu honda niebla taciturna,
Logro alguna vez hundir mi rostro enajenado,
Pido ser ciergo y no mirarte a los ojos,
Ni rasparte la piel con palabras de seda


Al cruzar la calle

Llego a mi casa corriendo, como de costumbre, luchando contra el reloj y sus poderosas armas de fuego, esas punteagudas agujas que resuenan una y otra vez en mi cabeza, con su tic tac monótono, un latido de plástico quejumbroso e incesante.

Me alisto rapidamente y dejo en una esquina amontonados mi gris y triste falda escolar, mi polo pique que una vez fue blanco, mis medias hasta la rodilla mismo convento y esos zapatos mal lustrados que no me dejan respirar. Un olor a cárcel tan profundo e inmerso en la piel.

Cojo mis pocos libros y desciendo por las escaleras hasta llegar a la reja, la abro y escucho su chirrido penetrante en mis oídos, la cierro con brusquedad y me dispongo a cruzar la calle.

Pero, algo interrumpe mi atención, me llama desaforadamente y a tientas lo veo, una irónica sonrisa se forma en mi rostro, detiene mis látidos y me deja a la espera de una palabra, que en situaciones como estas, quedan cortas.

Un carro mal estacionado que lucha contra el mar vehicular, que trata de sobreponerse en la armoniosa y bulliciosa cola de espera (La cortesía ante todo, amigos míos) y dentro de un mundo sin fecha de vencimiento.

Mi mirada se adentra en su forma, en su respuesta pasiva, la forma en que camina e intenta correr en vano me conmueve. No, no es cualquier carro, no es cualquier placa oxidada que perece entre gemidos taciturnos (¿Aun creen en las respuestas?), dentro de ella algo nace y respira, un amor embotellado, una pareja en rojo y de sonrisa verde. (El ámbar ya ha pasado de moda) Los miro, escapándose de todo ese bullicio inevitable entre obras mal hechas y asfaltado imperfecto; ellos en su propio mundo donde el tiempo se quiebra en miles de fracciones y sus agujas no logran tocarlos... allí, ellos, en su nido de amor.

Esquivo la ola de carros inmoviles y cruzo la pista presurosa no sin antes guardar en mi memoria que allí junto a muchas otras puertas, ruedas y carriles, he hallado al fin y al cabo el significado del verdadero amor.

lunes, 10 de mayo de 2010

Acta de divorcio

Mi acta de divorcio aún no ha sido firmada, es por ello que aún me rehuso a abandonarte, a quitarte de mi camino para andar por otros nuevos, sabes que no deseo dejarte pero a veces es tal fuerza la que me oprime y bloquea, que únicamente ando a tientas... buscando una luz... algo que sacié mi sed.

Han sido muchas cosas las que han transitado por estas ruas, unas buenas y otras tal vez no tanto, pero tengo que admitir que ninguna mala... porque al fin y al cabo de cada error y traspié se obtiene una lección, una credencial de vida. Es cierto que quizás no sea fuerte, que quizas no sea tantas otras cosas... pero si hay algo que soy, después de todo, es ser humano.

Sinceramente, no me arrepiento de nada porque retroceder el tiempo es en vano, el pasado nunca vuelve, pero sí mata... se alza en entonaciones meláncolicas que abundan en este mar de locos. Ayúdame, a aprender de él, a desafiar las olas que el altamar me trae, a escaparme de sus redes y seguir adelante. Me niego a ser un anzuelo en la deriva, me niego a participar de esta protesta tan insana.

Hoy se cierran muchas puertas pero aún sigo a la expectativa de que mañana o dentro de poco, se abran otras nuevas, se rompa el candado y pueda por fin ver la luz que tanto anhelo.

PD.- No pienses que buscaré un abogado, Literatura, las monedas ya no alcanzan y se escapan fraudulentas de mis bolsillos, buscando otros senderos que quién sabe donde, aún no forman parte del grito unánime y ortodoxo.

martes, 9 de marzo de 2010

Antes de dormir I.

 

Hoy camina el sol en el virgen ramaje,

Se pierde en la noche de tu risa eterna

Y cae despierta en brazos de miedo

Para mañana volar, lento y seguro, en otros ajenos.

miércoles, 27 de enero de 2010

Al amanecer

El barrer de la intimada noche,

Arde el claro; cae brizna

Se pierden las calles de mi memoria

En cada sol; en cada esquina.

Y truena azul el aire abatido,

Del deambular sereno y profundo,

Ya canta el viento en el vértigo lento,

Ya aúlla el alba bajo sus alas,

Mientras afuera, en otro mundo

En otro espacio; en otro tiempo

Se escucha el gemir violento

De tantas penas equívocas y pardas.

otra