martes, 9 de abril de 2013

El fenómeno de las lágrimas desfasadas

Suele pasarle a la gente que no utiliza dos medias antes de dormir, un famoso fenómeno que ataca de noche, el fenómeno de las lágrimas desfasadas. Consiste en que cuando pasa algo fuerte, feo, brutal, no puedes llorar. De nada sirve apretar los cachetes para que salga una lágrima o cerrar los ojos hasta que se pongan rojos. Nada, señores, nada. El alma seca te avisa desde abajo que hoy no es día de lluvia. Algo ciertamente incómodo en funerales y más aún cuando tu madre busca que te sientas culpable.

Y uno que intenta llorar, en el momento adecuado, para calzar con la situación y simplemente no puede. Insensible-me dijeron a los 12 años mientras el ataúd de mi abuelo bajaba en la tierra, también muerta. No es que no quiera llorar, es que no puedo. Una buena salida ante este tipo de situaciones incómodas es descender la cabeza levemente, llevarte la mano derecha en forma de puño a uno de tus ojos, sobarlo con suavidad cómo si fuera un frasquito con pimienta y hacer sonidos extraños con la nariz/boca para disimular. No es 100% efectivo, pero al menos sirve para distraer a los familiares entrometidos. 

Y sin embargo, dos semanas después aquí me tienen llorando por huevadas sin sentido, mientras mis lágrimas recorren el cinturón de seguridad y yo siento ese pegoteo húmedo en mi brazo. Llorando, porque no me dieron cucharita para el postre, porque perforé mal una de mis hojas y no entra en el pioner, porque se le salió la funda al audífono derecho, porque mi hermano se olvidó de que no comía carne y de que me moría de hambre mientras se tragaba una Bembos en mi cara. Llorando, por algo que pasó hace una semana, quizás un mes, quizás mañana. Pero bueno uno no aprende a llorar, no hay técnica, ni postura, menos tiempo. Uno sólo siente que la vida se va por sus ojos y las palabras surcan las pupilas, cómo un barco balanceándose en medio de una lluvia torrencial. 

Los síntomas secundarios son un dolor de cabeza infernal, extraño si es que nunca te dan dolores de cabeza. Me pregunto que dedos son los que aprietan mi sien en este momento, seguro que no son los míos porque tocan estas teclas.