lunes, 7 de febrero de 2011

Quemando etapas, encendiendo nuevos cigarrillos

Quemar etapas, en eso se resume la vida. Ya sea del juego a la resta o de la siesta a cinco minutos más, lo cierto es que de la noche a la mañana, sin darse uno cuenta, nuestra etapa escolar se consume. La promoción, los viejos profesores, los amigos y los que no tanto se disuelven, en muchos casos, rápidamente.... cenizas de 11 o quizás 12 años que partieron antes que llegar y nos dejan otra vez solos, en pañales, aprendiendo a dar nuestros primeros pasos. Dicen pues, que el que no tropieza jamás aprendió a caminar ya que, en esta primitiva lucha, los retos se estampan irremediablemente con nuestra ficticia burbuja social.

Hoy me tocó empezar a mí la travesía y créanme que es sumamente fácil perderse en el camino, tantas rutas y atajos para tomar, tantos errores que cometer, tantas dudas y preguntas para hacer y tan pocas respuestas en la orilla. Siendo sincera, salir de la rutina deja de ser una molestia, siempre preferí lo inesperado y excéntrico, las llaves colgadas en la puerta, la llamada perdida en la mesa. Ahora solo me queda remar, lenta y a paso firme, hacía mi propia isla desierta... juro no quedaré varada a mitad del trayecto.



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