miércoles, 8 de agosto de 2012

Fuga cerebral: El moco que desciende por mi nariz


Arcoiris chocolatosos 
Porno starwarsiariano 
Y canciones pegajosas 

Cosas que pasan un segundo, que se pierden en un instante y aparecen imprimidas en la mente en sueños tan lejanos y lujosos. Es tanto el moco verde el que emana en estos momentos de mis fosas nasales que empiezo a ser testigo de una inundación colosal y corporal, una fuga neuronal que desciende por mi nariz y se impregna en papeles pegajosos debajo de la cama. Me gusta toser porque así creo que escupo un pedacito de ti, masticado, devorado, pequeños germenes que avanzan y copan todo este vacío. Soy un disco rallado, una pelota de ping pong desinflada que suba y baja con el viento, con las flatulencias de señoras indignadas, soy tan solo una mancha verde en el papel que gira y se retuerce.

Las cosas nunca salen como uno espera, la espera no mata pero trepa lentamente por la garganta, se hace un nudo, una tortícolis diaria, una pose de yoga mal hecha y yo ya me cansé de pensarte, de conseguir la estrellita y comer el hongo mágico. Malditos juegos infantiles con mensajes subliminales, la espinaca nunca me hizo crecer y últimamente me he convertido en una lácteo-maníaca. Pung pung pow, pow pow pow cow, todas las cosas siguen su rumbo menos tú, como si te hubieras desviado y caído a un abismo (Una vida menos) ¿Quién eres? ¿Quién dices ser? Todo te parece igual, edificio tras edificio, paredes muertas, una insinuación callejera. Las cosas se vierten en un juego sin salida, en un mando, en una pausa, pero afuera todo sigue pasando. Yo ya no sé que escribo, solo sé que mis palabras salen de mi boca como un vómito a-rítmico ¿Del do al si cuantos ojalá? Como un deseo que sube azaroso y me consume, me repliega, me despliega, me abre de manos y de piernas y me dan calambres en los dedos pulgares cuando trato de escribir. Maldita obesidad hecha carne, carne hecha pan, metáforas que nadie entiende y solo confunden más el sentido de las cosas. 

El cerebro explota
Los días se agotan lentamente y corren desnudos por las calles desoladas 
Me proyecto en tu sombra, en tu risa
En la voz que aún no escucho
En la mano que aún no palpo 
La mente se da uno, dos, tres tiros
Balaceras existenciales de un ser que no existe
Reflejos fantasmales sobre la piedra
Y apareces en un lugar inhóspito 
Dos semanas y te difuminas en la noche
Tres y te borrarás de mi recuerdo 
Cuatro y mis dedos no dan para más
Y apareces en la copa, en cada conversación
Grito ahogado, pulso acelerado,
Choque de chachi carts en la esquina de la oreja  
Fetiches vitivinicolos 
Cuando vengas escupiré en tus uvas 
Yo solo sé cantarle a la muerte
Como en ese día gatuno 
Como la noche que aúlla para no saber que ha muerto

Silencio.
Respiro. Paz interna, posición de niño de primera comunión. Foto familiar, sonrían, digan chis, traguen aire. La garganta gruñe, la soledad araña, las palabras saltan de la olla y queman, duelen, se impregnan en la pie. El sonido aterriza, el moco se dispara, la gente se esconde y rehuye, escupo su sangre, juro los cubriré a todos con mi bufanda, nadaremos en la sombra del kleenex. 

Vestidos únicos,
Memes huevonísticos 
Bigotes engomados, 
Copias industriales,
Game off. 

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